La llegada a casa con el
recién nacido supone un reajuste de toda la familia, de los padres y de los
hermanitos.
En un principio, cada uno de
mis hijos no parecía tener celos de los pequeños que iban llegando. El bebé se
pasaba muchas horas al día durmiendo y no le prestaban mucha atención.
Con el paso del tiempo, los
niños iban reclamando más atención, especialmente cuando llegaba el momento de
la lactancia o en otros donde el bebé tenía mi atención total. En esos
momentos, aparecían dolores extraños, peleas…
Observé en ellos las conductas
típicas de celos hacia sus hermanitos, viéndolos como rivales a disputar
nuestra atención: dormir peor, lucha con la comida, descontrol en los
esfínteres cuando previamente controlaban, irascibilidad, reacciones
exageradas, hacernos el vacío en determinados momentos….
No, no os asustéis, esto no
les pasó a todos mis hijos. Cada uno exteriorizó de una manera diferente esos
celillos del hermano nuevo, pero todos, de una u otra manera, tuvieron su
proceso interior de reajuste dentro de la familia y de integración del
hermanito, cediéndole algunas parcelas y defendiendo a capa y espada otras.
¿Qué se puede hacer en esta
situación? ¿Cómo disfrutar de tu bebé sin sentirte culpable por tener la
sensación de que estás desatendiendo a sus hermanos? ¿Cómo hacerles entender
que el “recién llegado” no es un rival con el que competir por la atención de
mamá/papá? ¿Cómo hacer para disfrutar todos juntos de la llegada del nuevo
miembro a la familia?
1- Es un
momento complicado para ellos, por el miedo a la pérdida de cariño por parte de
sus padres y especialmente el de su madre, así que hay que fomentar por encima
de todo su autoestima. ¿Cómo?:
· Haciéndole partícipe de todo lo relacionado con
la llegada del nuevo miembro de la familia, tal como vimos anteriormente en
Celos I.
· Si queremos que nuestro hijo mayor se sienta
importante y no dejado de lado debemos permitir que nos ayude a realizar ciertas
cosas, como por ejemplo: a la hora del baño del bebé, en el momento del cambio
(nos puede ir pasando el pañal, la cremita y lo que le vayamos pidiendo), que
le cante o le consuele si llora, etc. Este tipo de tareas le dan un
protagonismo especial que potencia su autoestima, reduciendo la sensación de
que papá y mamá quieren más al bebé. De esta manera, el cuidado del bebé lo
verá como un trabajo en equipo de la familia.
· Déjale que juegue con el bebé,
hazle saber que confías plenamente en él y que sabes que no va a pasar nada. Le
dará seguridad a la hora de acercarse a su hermano/a
·
A través del elogio conseguiremos que el niño
se sienta seguro. A todos nos gusta que nos digan de vez en cuando lo bien que lo estamos haciendo.
2- En el
momento en que se llena la casa de gente para conocer al recién nacido y
felicitar a los papás, es conveniente avisarles para que presten atención
también al mayor y no solo al bebé.
3- Es
importante no variar la rutina del mayor tras el nacimiento de su hermano/a,
evitando no alterar las costumbres que teníais antes de nacer el nuevo bebé.
Procurad participar en sus juegos, estar en la mesa a la hora de comer o cenar,
permitirle que se acurruque en tus brazos, etc.
4- Aun
con todo, hay momentos del día donde la dedicación de mamá al bebé es plena,
así que esos son los momentos en los que la atención de papá al mayor será
plena también. Para mí, el momento de la lactancia era el momento especial
para mi bebé, al igual que podía ser especial el momento del cuento para el
mayor, y no mezclaba, no invadía los espacios de cada uno.
5- Por
último, si tu hijo mayor ya está escolarizado, tendrás buena parte del día para dedicárselo plenamente al bebé, sin tener que estar pendiente de nada más que
de disfrutar de él y que él disfrute de ti. Además incluso podrás descansar y
dormir un ratito mientras el bebé duerme. Así, te podrás dedicar por la tarde a
tu hijo mayor, disfrutando igualmente de él con la atención más exclusiva que
demande según necesite. Tu bebé estará perfectamente atendido, tu hijo mayor
estará perfectamente atendido, y tú estarás satisfecha, sin remordimiento de
estar atendiendo a uno de los dos a medias, dando cariño a diestro y siniestro
y descansando a ratitos.